Puntuación: 4 de 5.

Una de las cosas que todo es dinero compra, es tu vida por un período de tiempo.

A los actores los digerimos a través del lente. Los leemos desde la narrativa que dictan sus personajes y creemos comprenderlos cuando se despojan de sus avatares para conceder alguna que otra entrevista. Pero la realidad es que siempre hay un filtro o un motivo ulterior que nos impide ver más allá de lo que ellos eligen mostrar. Val (2021) derrumba paradigmas y nos muestra a un Val Kilmer sin adornos, buscando encontrar voz propia poniendo su vida en perspectiva y construyendo una retrospectiva de su carrera. Casi 40 años de carrera y más de 100 títulos acompañan a quien fuera Iceman, Doc Holliday, Simon Templar, Batman y hasta el mismísimo Jim Morrison.

Desde antes de pisar las tablas o entrar a un set ya Val Kilmer estaba documentando su vida. Val existe gracias a miles de horas de grabaciones crudas captadas por el propio Val Kilmer desde su niñez. Momentos caseros íntimos, ensayos para obras escolares, audiciones e instantes tras bastidores en todos los sets en los que pisó. Ante la imposibilidad de convertirse en el narrador de su propia historia Kilmer tiene que recurrir a su hijo para que de voz a sus pensamientos y así nos embarcamos en un viaje que se segmenta en capítulos. Como hemos comprobado en más de una ocasión la realidad sorprende más que la ficción y en el caso de Kilmer su vida es más impresionante que cualquiera de los personajes que la ficción le regaló.

Icono, rebelde, estrella de cine, ser humano.

Ting Poo y Leo Scott son responsables de dar forma a ese barullo de imágenes y a las ideas dispersas de la mente de Kilmer. Val nos enseña al chico ambicioso, impetuoso y vibrante pero también revela los fragmentos de un alma atormentada y con profundos vacíos emocionales. Muy temprano en su carrera saboreó el éxito y la fama le llegó sin aviso. No tuvo tiempo de vivir el ciclo natural que lleva a cualquier actor a pasar por etapas antes de alcanzar estatus de estrella y en un abrir y cerrar de ojos ya era todo un icono.

Val
Val (2021)

A pesar de sus múltiples personajes memorables, el nombre de Val Kilmer rara vez está posicionado de manera privilegiada en la mente del público. Su oficio y dedicación le mantuvieron siempre cerca de proyectos importantes, aún cuando para algunos era una especie de rebelde. Héroe por obligación y no por vocación, desde Top Gun (1986) el rol de antagonista se le insinuaba. El destino lo juntó con Oliver Stone y juntos revivieron a Jim Morrison en The Doors (1991) y en esa década también fue Bruce Wayne en Batman Forever (1995). En la aclamada Heat (1995) Kilmer compartió escena con De Niro y Pacino y un año más tarde aparecería junto a Marlon Brando en la funesta La Isla del Dr. Moreau (1996).

Los premios lo han eludido y la academia de Hollywood nunca ha mirado por sus predios. Con la sapiencia de los años y la calma que llega con ellos Kilmer comenzó a perseguir un proyecto más personal pero el camino ha tomado giros inesperados y el cáncer le ha hecho cambiar el libreto. Val nos enseña a un hombre que reflexiona sobre su vida blandiendo su legado para encontrar oxígeno mientras justifica la nostalgia reencontrándose con sus fanáticos.

Val es un documental intenso y poderoso en gran parte por el arrojo y la valentía de Kilmer que se muestra crudo y sin censura, pero también por el gran manejo narrativo y la formidable edición de un material tan extenso. El cine hizo justicia a una figura que representa su esencia más pura. He’s your Huckleberry.