Puntuación: 4 de 5.

Monkey Man es el primer largometraje como director de Dev Patel. Ya había probado la silla del director en dos ocasiones en trabajos de cortometrajes, pero es en el rol de actor en el que más se le conoce. Su gran salto a la fama llegó en 2018 con el filme de Danny Boyle Slumdog Millionaire. Ahora lo tenemos por partida doble pues no solo está detrás de la cámara, sino que también se calza los zapatos del actor principal en esta epopeya de acción que es Monkey Man.

En la mitología india Hanuman es un mono que luego de pasar muchas desventuras se convierte en el jefe del ejército de los monos y junto a sus soldados se embarca en una aventura épica que se relata en el gran poema hindú Ramayana. Si lo simplificamos el camino de Hanuman es el clásico viaje del héroe. Sobre esa base Dev Patel desarrolla su historia y Paul Anguawela y John Collee construyen el guión de Monkey Man.

Estamos ante un thriller de venganza ultra saturado de acción. El camino que recorre Monkey Man es uno que en los últimos años ha sido muy transitado. Desde que en 2014 John Wick revivió el cine de acción puro y simple son muchos los que han seguido esos pasos. Es imposible no pensar en la saga de Keanu Reeves cuando vemos a Patel como el chico sin nombre que se abre paso a pura fuerza para consumar su venganza. Pero realmente ese Hanuman moderno se alimenta de muchas otras fuentes como los filmes de Bruce Lee, la Oldboy de Park Chan-wook y hasta la fabulosa The Raid: Redemption (2011).

Monkey Man, la leyenda

Al personaje de Patel nunca se le refiere por un nombre propio, solo conocemos su motivo y eso basta. En sus recuerdos vemos la tragedia, el trauma y el dolor que lo impulsa. Sus aliados y sus enemigos sí tienen nombre y de ellos solo necesitamos saber de que lado están. Lo que importa en Monkey Man es la forma y la narrativa, la acción es el catalizador y el guión se debe a ella por completo. Los atajos argumentales característicos del género para que la audiencia conecte con la historia funcionan a la perfección. La película nunca se toma demasiado en serio lo que nos plantea y esto se convierte en una gran fortaleza.

Las intensas secuencias de acción, persecuciones y coreografías de peleas son captadas por el lente de Sharone Meir (Whiplash, The Last House on the Left). En gran parte Meir tiene que jugar en espacios angostos como, escaleras y pasillos, pero en cada uno de ellos muestra un control total y luego de lograr los mejores fotogramas deja el trabajo en las manos del equipo de edición que no decepciona. Podemos pensar en secuencias como la del baño, el antro de prostitución, o la batalla final y en todas veremos el trabajo combinado de la dirección de fotografía y la edición. Si hay otro elemento que debemos destacar en Monkey Man es el diseño de producción. Hay escenas que desde ya se pelean por buscar un lugar entre las más memorables del cine de acción y en esto juega un papel fundamental la composición de esos escenarios en los que predominan los colores saturados al exceso y las luces de neón siempre al compás de una exquisita banda sonora. Esta odisea de venganza es un viaje frenético que aprieta el acelerador a fondo y no lo suelta hasta que ruedan los créditos finales.