Puntuación: 4 de 5.

Tal vez, con buena suerte, encontremos eso que nos eludió en los lugares que alguna vez llamamos hogar.

A veces las películas son cartas de amor. Esos fotogramas se convierten en elogios que adquieren un sentido narrativo dentro de la historia. Mientras el director aprovecha los recursos del lenguaje cinematográfico para desplegar su relato, cada secuencia se convierte en una apología a algo o alguien. Con La Crónica Francesa (2021) Wes Anderson compone su carta de amor a los periodistas y al ejercicio periodístico. Con el rigor que le caracteriza Anderson vuelve a montar una puesta en escena que fascina, intriga y sorprende. En cierto modo su cine siempre ha sido una reverencia al arte y cada proyecto rebosa su marca personal a todo lo largo y ancho. Es imposible no reconocer su trabajo con tan solo observar un plano de una de sus películas.

Un infarto cobra de manera inesperada la vida de Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray), editor de la revista The French Dispatch. Para honrar su testamento su equipo de trabajo cesará de manera definitiva su publicación con una última edición que contendrá tres artículos previamente publicados y un obituario. Es aquí donde el guión de Wes Anderson, Roman Coppola y Hugo Guinness comienza a desplegar sus diferentes líneas narrativas que persiguen un punto de confluencia. El filme nos lleva en un viaje alucinante que describe la creación de esos tres artículos que darán forma a esa última edición. La Crónica Francesa usa el aspecto visual para atraparnos, el acertado uso de la paleta de colores por parte del director es sólo uno de los elementos que dan vida a ese boceto que va cobrando forma con cada línea recitada por los personajes y con cada plano.

Más barato por docena

Si algo ha sido una constante en el cine de Anderson, además de Bill Murray, es el uso de elencos cargados de estrellas. Es asombrosa su suficiencia para manejar tantos talentos y lograr que todos alcancen su punto más alto. No es sólo la concepción del personaje y su estructura sino también como cada interprete se desempeña en la puesta en escena. Podemos empezar por ese Moses Rosenthaler al que da vida Benicio Del Toro, genio improbable y portento de la pintura que encuentra inspiración en su celadora Simone (Léa Seydoux). La siempre versátil Tilda Swinton se convierte en J.K.L. Berensen para contarnos la historia de Moses y Simone. Desde otro ángulo nos llega Zeffirelli (Timothée Chalamet) el francés rebelde que encuentra sentido de dirección en su profesora Lucinda Krementz (Frances McDormand). Así va desfilando por la pantalla ese inmenso elenco hasta llegar a Jeffrey Wright que se calza los zapatos de un tal Roebuck Wright y nos relata la historia que se titula “El Comedor Privado del Comisionado de Policía”.

En el caótico y disperso universo de La Crónica Francesa el editor Arthur Howitzer Jr. es la brújula que permite que su equipo de periodistas llegue a puerto seguro y es también el ancla que sostiene la embarcación. Con su genio Wes Anderson inventa un mundo que desde la ficción nos da un sorbo de realidad y nos mete en las entrañas de una publicación y todos los escollos que hay que superar antes de que una edición llegue a la mano de los lectores. Su humor particular, el gran diseño de producción de Adam Stockhausen (El Gran Hotel Budapest, Moonrise Kingdom), la cinematografía de Robert D. Yeoman (The Darjeeling Limited, Moonrise Kingdom) y la música de Alexandre Desplat (The Queen, Argo) se combinan de manera perfecta para concebir un filme sólido llamado a superar la prueba del tiempo.