Puntuación: 2 de 5.

Pues a Craig Luck e Ivor Powell se les ocurrió una idea. Imaginemos que en lugar de una isla desierta Tom Hanks se encuentra sólo en un futuro postapocalíptico donde el mundo está devastado y que en lugar de su leal Wilson tiene a un perro y a un robot. Sí, esa es la idea que se les ocurrió a los guionistas de Finch (2021). De todos modos, ya han pasado más de 20 años desde que se estrenó Cast Away (2000) y esta generación no tiene idea de que ya el viejo Tom transitó por los caminos de la desolación y la desesperanza de una manera muy similar. Vale decir que la de Zemeckis es muy superior a la presente y que Hanks parece volver a su icónico rol, pero con menos carisma.

Al director Miguel Sapochnik (Repo Men, Game of Thrones) le encargan este proyecto de la casa Apple. A todas luces la tarea era replicar la formula de la ya mencionada cinta del desafortunado náufrago. Con unos ajustes aquí y allá esta Finch nos pone en un contexto más actualizado y que se nutre de uno de los principales problemas de la actualidad, el cambio climático. Finch (Tom Hanks) es uno de los pocos sobrevivientes luego de que el mundo ha sufrido una catástrofe ambiental. Sus días transcurren recorriendo las desoladas calles y buscando en edificaciones abandonadas cualquier cosa que le pueda servir para su subsistencia. En compañía de su perro el apocalipsis resulta más llevadero y con sus habilidades construye un robot para que sea el asistente perfecto.

Los tres amigos

El que era su refugio seguro colapsa y Finch, el perro y el robot tendrán que emprender un viaje a lo desconocido en busca de un nuevo hogar. El guión de Finch apela a la aventura para conectar con la audiencia al tiempo que propone un discurso sobre el hombre y su relación con el mundo, pero también sobre las cosas que nos definen como seres humanos. El filme intenta lograr un balance entre la acción que viene de los peligros que enfrentan los protagonistas y los momentos más íntimos que se inclinan al lado sentimental. En la ejecución ninguna de esas propuestas funciona como deberían y nos quedamos con una película inestable.

Ni todo el carisma de Hank y su robot Jeff pueden cargar con esta Finch. Son escasos los momentos que trascienden y en los que sentimos un buen ritmo narrativo. El propósito último del personaje central se siente débil y el momento de la gran revelación carece de impacto. Sin dudas lo mejor es el personaje de ese singular robot que logra robarle espacio a Tom Hanks en cada chance que tiene. Desde el guión su personaje parece estar mejor concebido y en la puesta en escena también se ejecuta mejor.

El nuevo esquema de distribución que ha llegado con los servicios de streaming es terreno fértil para películas como esta que bajo el esquema tradicional tal vez hubiera sido difícil financiar.