Frente a las cámaras es donde más nos hemos relacionado con Olivia Wilde. Entre cine y televisión suma más de 50 créditos como actriz, Alphadog (2006) de Nick Cassavetes fue una de sus primeras apariciones en la gran pantalla. Como es normal luego llegaron títulos más taquilleros como Rush (2013) de Ron Howard. Ahora con Booksmart Wilde se estrena como directora y nos regala una película de género que juega con los paradigmas y rompe algunas reglas. La estructura para contar la historia se levanta sobre las bases de las comedias juveniles y los buddy movies (películas de amigos). Tomando de ambos sub-géneros la directora propone una idea inteligente y de buen ritmo.

El cine nos alimenta cada año una sobredosis de títulos y en el particular universo de las comedias la reiteración es la norma. Booksmart es la excepción que confirma la regla, es la película que suele salirse del montón y lo logra mofándose de los estereotipos que la industria exige como cuotas en las producciones de hoy en día. Si bien el filme parodia las estructuras de los personajes tradicionales de las comedias juveniles de secundaria, también alcanza a cavar más profundo para satirizar a una sociedad que se pierde en un esfuerzo absurdo de inclusión a toda costa.

LAS COME-LIBROS

Para Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein) la ecuación era simple, dar lo mejor en la secundaria, olvidarse de las fiestas y conseguir una oportunidad en una universidad prestigiosa. El plan funcionó a la perfección y en la víspera de su graduación todo marchaba sin contratiempos. Las cosas toman un giro inesperado cuando Molly descubre que sus colegas de clase, que se pasaron todo el tiempo en fiestas y parrandas, irán de igual manera a universidades reconocidas y buscarán desarrollar carreras en campos que ella nunca hubiera imaginado. Todo lo que ella y su amiga de toda la vida hicieron parecía no tener sentido alguno, ¿por qué perdieron la oportunidad de disfrutar por estar todo el tiempo estudiando cuando pudieron haber hecho ambas?

Booksmart

Beanie Feldstein y Kaitlyn Dever (Google Images)

De alguna manera Molly convence a Amy para que en su última noche antes de partir a sus nuevas vidas puedan compensar por todos los años perdidos. La gran noche para igualar todo lo que hicieron sus compañeros y ellas se habían privado por decisión propia. Es justo ahí donde Booksmart pisa el acelerador a fondo y nos embarca en una frenética noche donde estas dos entrañables amigas vivirán las aventuras más disparatadas. Durante el primer acto la introducción de cada uno de los personajes funciona a la perfección, los cortes rápidos y los diálogos certeros nos ayudan a entender la función de cada una de las fichas sobre el tablero.

En el nudo de la historia, el humor se apoya en lo visual con los tradicionales gags, pero también se gesta desde los singulares diálogos de Molly y en un segundo plano en las réplicas de Amy. Es en esa dinámica que la película encuentra su propia identidad pues Molly y Amy funcionan como una pareja perfecta. Entre todo el ruido y el caos de Booksmart el guión, en el que comparten créditos: Emily Halpern, Sarah Haskins, Susanna Fogel y Katie Silberman, se las arregla para no sucumbir antes los clichés y siempre que se aproxima a uno hay una reacción para sacudirnos y llevarnos en otra dirección.

Oliva Wilde debuta con una película sin pretensiones que resulta muy entretenida. Una comedia efectiva que maneja a la perfección la cadencia narrativa y al elenco sin desperdiciar ningún recurso.

8/10