Puntuación: 4 de 5.

Como si los caminos familiares trazados en los cielos de verano pudiesen conducir tanto a las cárceles como a los sueños inocentes.

El extranjero, Albert Camus.

Con el sol de Acapulco acariciándole la cara Neil (Tim Roth) parece alcanzar el nirvana. Ha tomado una decisión y su mundo está a punto de cambiar drásticamente. Sundown (2021) de Michel Franco nos inquieta, desde la sutileza nace un aire de suspenso que nos lacera gradualmente. El mexicano siempre encuentra la forma de perturbarnos y arrebatarnos la paz súbitamente. Su cine explora el alma humana y al mismo tiempo mira con rigurosidad el entorno en que esos seres interactúan.

Por momentos nos hace sentir culpables, voyeristas fugaces buscando oxígeno en las vidas ajenas. Sundown se paseó por Venecia para luchar por el León de Oro antes de llegar Festival Internacional de Cine de Toronto donde nos encontramos. Franco recorre caminos conocidos y lo hace de la mano de Tim Roth, uno de sus actores favoritos. Su Neil nos obliga llenar los vacíos para poder comprender el proceder de su personaje. Según Franco el filme es una carta de amor a una ciudad que le trae muy buenos recuerdos, pero para su protagonista ese Acapulco se convierte en una especie de quimera.

Todo el dinero del mundo

Los detalles nos permiten deducir que Neil y su familia están en una posición privilegiada y que el dinero no es un problema. Alice (Charlotte Gainsbourg) disfruta de un masaje antes de ir a tomar el sol en la piscina mientras un camarero le lleva una margarita. Están en un pequeño paraíso, lejos de casa, donde seguro el sol no calienta igual y las tardes no huelen a agua de sal y arena. Todo es paz hasta que una llamada trastorna todo y las vacaciones tienen que terminar de manera abrupta. Con la familia haciendo arreglos de último minuto para volver a casa Neil se muestra imperturbable, un acto que parece fortuito termina por ser la validación de un movimiento premeditado.

La cámara de Yves Cape (Holy Motors, Zombi Child) se resguarda en el rostro de un contundente Tim Roth. Los primeros planos son sobrecogedores y el veterano nos inunda de emociones desde los silencios. Cuando habla lo hace de manera precisa y los diálogos esconden más que lo que revelan. Todo hace sentido cuando entendemos el trasfondo y en ese momento el personaje se engrandece. Con el personaje de Charlotte Gainsbourg tenemos el lado opuesto, más altisonante y con reacciones más explosivas para mostrar sus emociones. Igual la cámara de Yves Cape siempre encuentra el ángulo para mostrarnos lo que las palabras no nos dicen.

Sundown es la historia de un hombre que confronta su destino y en medio de una crisis existencial decide tomar medidas radicales que cambian no sólo su mundo sino el de todos que lo rodean. En el trasfondo el director nos deja un discurso que nos revela la cruda realidad de un paraíso turístico que es una ilusión óptica y nos enseña las sombras que los panfletos turísticos no muestran. La realidad de su Neil dista mucho de la de esos locales con los que se cruza, pero en la esencia más pura las necesidades pueden coincidir. Las carencias de unos son anhelos de otros y la abundancia de otros es la ambición que mueve a otros tantos.