Puntuación: 4 de 5.

Los humanos no pueden soportar mucha realidad.

Thomas Stearns Eliot

Primero escuchamos unos ruidos, no podemos distinguir nada. Luego unas voces se van haciendo cada vez más reconocibles y los humanos aparecen. Un aire de misterio cubre a esa introducción y nos quedamos desorientados por unos minutos. Los Humanos (2021) de Stephen Karam precisa de muy poco para lograr mucho. Minimalista en su puesta en escena y en los recursos que acompañan a la narrativa, desde ahí aborda con un mucho rigor un análisis de personajes que prepara el ambiente para un drama intenso.

Es el día de Acción de Gracias y la familia Blake se ha reunido en el apartamento de una de las hijas que recién se ha mudado a Nueva York. Entre conversaciones intrascendentes y los preparativos para la cena vamos descubriendo a cada uno de los personajes. Erik (Richard Jenkins) el patriarca de la familia de proceder conservador y que procura ser una especie de orientador moral. La anfitriona Brigid (Beanie Feldstein) es la más pequeña de la familia y la más atrevida y de mirada vanguardista junto a su esposo Richard (Seteven Yeun) reservado pero crítico e incisivo en sus comentarios.

Unos y otros

En el otro espectro está la hermana mayor Aimee (Amy Schumer). Ella es la que más turbulencias enfrenta y sus secretos trastornan a todos. La madre Deidre (Jayne Houdyshell) tiene muchas emociones reprimidas y está en el punto de quiebre. La figura más simbólica es la abuela interpretada por June Squibb que no es más que una alusión a la fragilidad de la vida y un paralelismo del estado actual de la relación de la familia. Con este grupo tan dispar el director Stephen Karam plantea un mundo en miniatura y cada una de la figura puede interpretarse como uno de los grupos de la sociedad actual. Esa familia puede ser una maqueta del mundo en el que vivimos.

La cinematografía de Lol Crawley (45 Years, Ballast) tiene que alimentarse de las sombras y los primeros planos. La justificada escasez de iluminación hace que los planos se acerquen a los códigos del suspenso y cada escena escala en intensidad ante el presagio de un infortunio que nos apresuramos a imaginar debido a la composición de la imagen. El tratamiento teatral de la puesta en escena y la forma como la cámara se aproxima a los personajes hace que el espectador se adentre más en la historia. El veterano Nico Muhly (The Illusionist, The Reader) encuentra con su música las notas adecuadas para acompañar a las imágenes de Crawley y dar la entonación adecuada al discurso del director.

Los Humanos es una película que se aparta de la grandilocuencia y se refugia en los conceptos más básicos de la narración cinematográfica, excelentes actuaciones y una pulida puesta en escena para desarrollar un guión denso que se fundamenta en el estudio de los personajes y sus perfiles psicológicos.