Puntuación: 2 de 5.

En 1999 M. Night Shyamalan sacudió al mundo con su película El Sexto Sentido. Ni los estudios esperaban que la película del, en aquel entonces, joven director se desempeñara de la manera que lo hizo en las salas de cine. Los ingresos superaron los 600 millones de dólares y en el mercado de renta de VHS y DVD fue solicitada por más de 80 millones de personas. El drama de suspenso y terror psicológico convirtió al director en el centro de atención y lo consagró casi con un estatus de culto de manera inmediata.  

Shyamalan se ha mantenido fiel a su estilo y su carrera se ha balanceado entre altas y bajas con proyectos que se han acercado a la calidad de El Sexto Sentido pero que difícilmente podemos decir que puedan superarle. Llaman A La Puerta (2022) es su propuesta más reciente y ella podemos encontrar todos esos elementos que han convertido a Shyamalan en una marca registrada. Este es apenas el segundo filme del director que recibe una clasificación R por la violencia gráfica.

Una cabaña en el fin del mundo

En Llaman A La Puerta tenemos a una niña que está vacacionando en una aparatada cabaña en el bosque junto a sus padres cuando cuatro desconocidos aparecen en su puerta con una demanda descabellada que exige de ellos un sacrificio para evitar el fin del mundo. Los extraños, comandados por Leonard (Dave Bautista) llegan al punto de ejercer violencia física para hacer valer su punto. Cualquier cosa que agreguemos aquí terminaría por arruinar la experiencia completa del filme y eso es más una debilidad que una fortaleza del guión de Steve Desmond, Michael Sherman y Shyamalan. El material del argumento está basado en el libro de Paul Tremblay, La cabaña en el fin del mundo.

Los minutos iniciales prueban ser muy efectivos y hasta el punto donde se plantea el dilema moral del sacrificio individual para evitar el mal global las cosas funcionan bien. Los elementos se combinan a la perfección, fotografía, edición y musicalización se armonizan y crean la atmosfera perfecta para sumirnos en el suspenso que el director desea. Dentro de la narrativa se van desarrollando temas más complejos como las parejas homoparentales, religión y el uso de la violencia como recurso para imponer posiciones ideológicas. Donde más tiempo pasa el guión es en confrontar a la audiencia con el dilema de Eric (Jonathan Groff) y Andrew (Ben Aldridge), sobre sus hombros descansa el destino de la humanidad.

Llaman A La Puerta es efectiva introduciendo el tema y estableciendo el conflicto central, pero pierde fuerza a medida que los minutos avanzan y requiere por obligación del efectismo de las situaciones estereotipadas de las películas del género. El efecto deseado por Shyamalan depende totalmente de la fuerza visual de la puesta en escena y el discurso ideológico se diluye.