Puntuación: 3 de 5.

El miedo es un arma. Cuando esa luz aparece en el cielo, no es solo una llamada. Es una advertencia

Se resguarda en un diario, el bolígrafo es la válvula de escape y el papel es testigo de sus carencias, debilidades e inseguridades. Antes de ver a ese Bruce Wayne custodiando las calles de ciudad Gótica en el traje del murciélago ya hemos visto la oscuridad que brota de su interior y que esas sombras que le sirven de aliado son un lugar natural para su ser. Matt Reeves imagina en su Batman (2022) un héroe que nace desde los tormentos emocionales y que actúa por un instinto salvaje. La decadencia que arropa su ciudad es la tierra fértil para que el hombre murciélago encuentre su propósito, aunque le cueste demasiado entender como encajar para lograr un verdadero cambio.

Ciudad Gótica acaba de estrenar un nuevo villano. El Acertijo (Paul Dano) ha comenzado a ejecutar figuras claves del ecosistema político y la ciudad se sacude. El teniente James Gordon (Jeffrey Wright) recurre a Batman para tratar de descifrar las pistas que el asesino va dejando a su paso. El guión de Peter Craig (The Town, The Hunger Games: Mockingjay) y en el que colabora el propio director Matt Reeves nos adentra en un thriller policíaco con fuerte vocación neo-noir. Batman procura mucho más establecerse como un filme criminal que como una película de superhéroes aun cuando en su desenlace se lanza de forma absoluta a comulgar con las masas que quieren ver al héroe salvar al mundo y convertirse en un símbolo insuperable.

Batman en el laberinto

Arrimándose al singular mundo de la Se7en (1995) de David Fincher, el director Reeves nos recrea la ciudad Gótica más tétrica que hemos visto hasta el momento. Las andanzas del temible Acertijo se equiparan a las del misterioso asesino de la cinta de Fincher. Los escenarios donde perpetra sus fechorías se dibujan con la misma estética infame y los justicieros recorren los mismos callejones sin salida que atormentan. Es en ese Bruce Wayne descompuesto, que interpreta Robert Pattinson, donde Matt Reeves se alimenta para crear la atmosfera única de su Batman. Moralmente desafiado y emocionalmente roto ni siquiera el traje que lo erige sobre los simples mortales puede hacer que este Bruce Wayne encuentre un camino claro.

La cinematografía de Greig Fraser (Zero Dark Thirty, Dune) se ajusta a la perfección para concebir el ambiente neo-noir en el que Batman batalla contra los villanos de turno. El uso de las sombras y el tono lúgubre que pesa de manera constante sobre cada personaje coincide con el tono del discurso. Es en esos fotogramas perfectamente compuestos que se nutren de una paleta de colores cálidos, pero con un tono oscuro, que la película encuentra sus notas más altas. El uso del color rojo tiene un efecto de misterio y le hace un justo homenaje al Batman Year One de Frank Miller, el cual sirve de inspiración para la visión de Matt Reeves. La puesta en escena, el diseño de arte, el diseño de producción y la música de Michael Giacchino (Jojo Rabbit, Spider-Man: No Way Home) encumbran a Batman hasta lo más alto.

Un rico universo visual

La estética con la lluvia incesante, la noche interminable y las luces de neón nos anima a recordar cintas como Taxi Driver (1976), Blade Runner (1982) o Akira (1988), al tiempo que el Bruce Wayne de Pattinson busca exorcizar el muy recordado Wayne de Christian Bale y figura su personaje más oscuro con un aire al legendario The Crow de Brandon Lee. Cuando el filme ronda por las inmediaciones del thriller criminal es cuando se siente más fluido y es más categórico, pero su guión se alarga de forma innecesaria. Esas tres horas le pesan demasiado y hacen que el filme pierda firmeza en su tono narrativo.

Batman se hace un lugar entre las mejores películas del popular héroe. El murciélago encuentra antagonistas que lo validan y que aportan el contrapeso necesario para que la figura del paladín pueda enaltecerse.  También encuentra a su aliada Gatúbela (Zoë Kravitz) que se convierte en una pieza de pivote ayudando a que se completen ciertos giros en la historia. Es seguro que el filme encontrará más adeptos entre los fieles fanáticos de los cómics que entre nosotros los ciudadanos comunes.