Puntuación: 4 de 5.

“Sólo un hombre impotente puede enfrentar a la muerte sin miedo alguno”

Cuando pensamos en originalidad es difícil levantar un argumento definitivo en lo que respeta a las distintas formas artísticas. En el cine, por ejemplo, todo lo que vemos parece nacer de conceptos ya explorados. Frescura existe en muchas propuestas, pero definir como original puede probar ser una tarea difícil. En el caso de La Venganza es Mía, Todos los Demas Pagan en Efectivo (2021) se vale aventurarse y ponerle una etiqueta de única y singular. El director indonesio Edwin concibe una película de estructura compleja y con un discurso cargado de crítica social, contada con ingenio y destreza.

Esta fábula anacrónica explora la cultura de una sociedad machista poniendo en el centro de la historia a un hombre con un problema de impotencia sexual. La violencia es el vehículo para canalizar las frustraciones y un torpe sustituto de la virilidad que se define desde la estrecha visión de la capacidad sexual. En un poblado de la Indonesia actual Ajo (Marthino Lio) es reconocido por los locales como uno de los mejores peleadores y sus habilidades hacen que un jefe de la mafia lo contrate para eliminar a un rival. Durante su misión Ajo tendrá que enfrentar a Iteung (Ladya Cheryl) la guardaespaldas de su objetivo. La sorpresa de Ajo llega cuando Iteung prueba estar a la altura y sus habilidades dejan encantado al experimentado mercenario.

De la impotencia y otros demonios

La Venganza es Mía, Todos los Demas Pagan en Efectivo es una oda al cine de artes marciales de los 80 pero sólo como un pretexto para llevar a la audiencia un discurso más importante cargado de subtextos y metáforas que mueven a una reflexión profunda. Con una serie de flashbacks se le da coherencia al personaje de Ajo. En otro nivel la improbable historia de amor con Iteung sirve como una alegoría del hombre que no puede conquistar una erección en medio de una sociedad regida por el machismo.

El guión nace desde la adaptación del libro homónimo de Eka Kurniawan, el director crea su versión para la gran pantalla. La excéntrica forma por la que se decide el cineasta no tendría sentido alguno sin la solidez del argumento y la relevancia de la crítica sociocultural que esgrima a todo lo largo y ancho. En su discurso de introducción previo a su presentación en el Festival Internacional de Cine de Toronto, el director señaló la importancia del cine de acción y de explotación que marcó su infancia y el rol determinante que tiene en su decisión creativa para componer su discurso cinematográfico.

La sátira se completa no sólo de manera conceptual sino también a nivel de realización. La cinematografía de Akiko Ashizawa (Tokyo Sonata, Creepy) evoca una estética obsoleta que tiene importancia gracias al contexto donde se monta y la justificación por la que se usa. Lo mismo aplica para la edición de Lee Chatametikool (Shutter, Memoria) que se mueve al ritmo de la música y encuentra el compás en las emociones de los personajes de Ajo e Iteung. Ya sea una secuencia de pelea, una persecución en una carretera o una íntima secuencia de amor, todo parece estar descolocado, pero funciona de manera perfecta.

Mientras los protagonistas batallan contra sus demonios La Venganza es Mía, Todos los Demas Pagan en Efectivo va tejiendo un camino hacia la inmortalidad cinematográfica. Construye un universo único que con una mano nos entretiene y con la otra nos golpea con todas sus fuerzas y nos aturde con la profundidad que alcanza en el plano conceptual.