La Odisea de los Giles nos enseña la personalidad que tiene el cine argentino. Hay una especie de marca registrada que se percibe en las películas que nos ha regalado Argentina en los últimos 20 años. En el proceso también una figura se convirtió en la punta de lanza de esta industria.  Si buscan en internet (porque ya nadie busca en diccionarios o enciclopedias) cine argentino se toparán con una foto de Ricardo Darín. Y no es para menos, el veterano actor es magnífico y ha aportado interpretaciones memorables.

Otro elemento fundamental en el éxito del cine de esta nación es que ha conectado muy bien con su realidad social. Lo cineastas se han encargado de plasmar radiografías de la Argentina moderna y a su vez han repasado sus procesos históricos. La Odisea de los Giles llena todos los requisitos y hasta tiene a Darín como su figura central. Sebastián Borensztein (Un Cuento Chino) encara con humor, por momentos con ribetes negros, la realidad que se vivió con la crisis del infame “corralito”. Desde es punto de partida logra estructurar un filme entretenido y que fluye gracias a una historia bien contada y que no tiene grandes pretensiones.

LOS PERDEDORES HERÓICOS

Adaptando la premiada novela de Eduardo Sacheri “La noche de la usina”, Sebastián Borensztein logra un guión que implementa elementos del thriller, la comedia y hasta roba del western. Sacheri en un momento describió su obra como un relato de perdedores heróicos que tratan de hacer justicia por sus propios medios. En La Odisea de los Giles tenemos a Perlassi (Darín) y a un grupo de personas en una remota comunidad argentina que vio sus mejores años pasar. Perlassi concibe un plan para sacar al pueblo adelante, pero su idea se truncada cuando explota la crisis bancaria de año 2001. Cuando la desesperanza parece ser lo único que le queda a Perlassi y sus compueblanos, una oportunidad asoma y un inusual grupo de personas pone en marcha un plan para recuperar lo que les pertenece.

Con una historia lineal Borensztein nos relata una película que podría clasificarse en el subgénero de películas de robos y artistas del engaño. Sin recurrir a los artilugios que nos tiene acostumbrado el cine hollywoodense La Odisea de los Giles logra proponer una historia que atrapa al espectador y entretiene. Las actuaciones son se convierte en el elemento fundamental y se imponen para dar fuerza al relato. Desde que nuestros improbables héroes se embarcan en su odisea estamos atados al suspenso que precede al desenlace.

la odisea de los giles

Ricardo Darin y Chino Darin (Google Images)

LOS GILES

En Argentina el termino “gil” se utiliza para describir a una persona incauta, tonta, lenta. De ahí que nuestros protagonistas formen una especie de grupo a lo “Ocean’s Eleven” pero en versión río de La Plata. Es en la peculiaridad de cada uno de ellos que la historia se hace rica. No es lo que hacen sino más bien como lo hacen. El cine nos ha acostumbrado a esas secuencias súper elaboradas y en las que se utilizan los artefactos más sorprendentes, aquí hasta cierto punto se parodian estos recursos. El director hace un guiño a esas famosas películas de estafas maestras. Perlassi recurre al filme de 1966 “Como robar un millón” para buscar inspiración para el golpe que preparan y viendo a Audrey Hepburn y Peter O’Toole concibe su plan.

Lo que separa del montón a La Odisea de los Giles son los subtextos que encontramos en el discurso del director. La crisis social que marcó para siempre a un país es el elemento que se hace más palpable y la crítica más directa que lanza Borensztein pero también encontramos el elemento humano y su proceder ante situaciones adversas. La situaciones más inverosímiles y ridículas resultan totalmente posibles en un mundo tan bizarro como el que estamos viviendo.

8/10