Entre lágrimas vimos a una Zoe Saldaña pedir perdón de manera pública por haber interpretado a la cantante Nina Simone en el biopic Nina (2016). La razón: su piel no es lo suficientemente oscura, ni su nariz los suficientemente ancha como para hacerle justicia al ícono de la canción. La actriz de padre dominicano y madre puertorriqueña dijo que debió haber peleado porque otra actriz tomara el papel. Incomprensible y absurdo puede parecer, pero es la realidad que nos pesa encima, indignarse es la nueva moda y con ella llega la cultura de la cancelación. Disentir del conglomerado es pecado mortal y cuestionar sus razones es garantía de que te consideren un retrógrada.

En este convulso ambiente llega el filme Cuties (2020) opera prima de Maïmouna Doucouré. En lugar de venir precedido por su buen desempeño y su premio en el festival de Sundance o de sus nominaciones en la Berlinale, llegó de la mano de la controversia por un afiche promocional utilizado por Netflix. En lugar de utilizar el afiche oficial del filme, la plataforma de streaming sacudió al mundo mostrando a sus protagonistas (niñas de 11 años) en poses de baile que apelaban al morbo como herramienta de venta. Voracidad comercial y aprovechar una coyuntura para generar conversación en torno a un producto. La realidad es que el furor de los indignados ha opacado lo que realmente tiene que ofrecer el debut como directora de Doucouré.

Las Guapis

Amy (Fathia Youssouf) vive en el seno de una familia conservadora, junto a su madre Mariam (Maïmouna Gueye) y su hermano acaban de emigrar a Francia desde su natal Senegal. Su entrada a la escuela la pone en contacto con un grupo de niñas que la hacen comenzar a cuestionar sus valores y la empujan a explorar su sexualidad. Las tradiciones musulmanas y la rígida estructura que pretende la madre chocan de frente con el nuevo mundo que comienza a descubrir Amy. El afán por pertenecer y una obsesión con una competencia de baile transforman a la dócil niña en un espíritu desafiante y agresivo.

cuties

Cuties-Netflix (Google images)

La idea central del discurso de Cuties la podemos enganchar desde su planteamiento inicial. El guión de la propia Doucuré se articula de tal forma que nos permite entrar por completo en el interior del personaje Amy. Al tiempo que va haciendo contacto con las demás niñas y los adultos que le rodean podemos igual conectar emocionalmente con esas piezas que van moldeando su figura e influyendo en su camino. La directora se para de manera firme para criticar aquello por lo que se quiere vilipendiar. Todo esto partiendo de un material promocional que no representa lo que el filme narra. Su historia no es dura por lo que muestra sino porque nos hace mirarnos en el espejo de nuestra realidad en la que esa hipersexualización ha permeado hasta nuestros niños y se abre camino revestida de música, moda y tendencias de redes sociales.

Entre dos tierras

Cuando esas dos fuerzas opuestas comienzan a presionar a Amy podemos anticipar el colapso. De un lado las restricciones de la casa y del otro el desenfreno que encuentra en ese grupo de la escuela. La cámara del debutante Yann Maritaud se luce y nos desnuda a los personajes con esos primeros planos devastadores. Las secuencias de transición y los momentos musicales que invitan a recordar el videoclip también le ofrecen al lente de Maritaud un gran campo para componer y acentuar la narración.

Esa Fathia Youssouf ofrece una interpretación magistral y su Amy recorre un camino que la lleva a implosionar. Tanto cuando tiene que proyectar con resonancia como cuando tiene que expresar desde el silencio o la mirada domina la escena. Su entrada a la adolescencia viene con más traumas añadidos que los propios de esa etapa y en esa mezcla entran sus ansias por encajar desde su posición de marginada. Doucouré aprovecha ese elemento narrativo para hablarnos de las miserias de las etnias minoritarias en las sociedades del primer mundo. La odisea de Amy conecta en ciertos puntos con otros desventurados niños que la gran pantalla ha inmortalizado. Podemos tomar como referencia al Antoine Doinel de Truffaut en Los 400 Golpes (1959). De hecho, la secuencia final nos hace recapitular el cierre del clásico de François Truffaut.

Es mucho lo que Maïmouna Doucouré pone sobre la mesa y en el proceso nos deja un par de secuencias difíciles de digerir. Pero esta Cuties es una película que aborda con seriedad una problemática actual y disimula con la ficción una realidad cruda y dura.

8/10