Por Ingrid Grullón.
Las estaciones del título de la película corresponden a las cincos edades de la vida de un monje, que vive dentro un templo sobre un lago. Las imágenes dejan sin voz. Todo respira, tiembla, el movimiento del agua, la neblina colgada en las montañas, el susurro de las hojas de los árboles centenarios y hasta el chirrido de la madera.
La vida se desarrolla al compás de la naturaleza y la rectitud de su camino se mide con los principios budistas, transmitidos de maestro a discípulo. Se refiere a esa religión oriental y utiliza muchos símbolos de ella, el mensaje se hace universal. Kim Ki-Duk retrata la alegría, el resentimiento, el dolor, el placer, la crueldad, y el amor de nuestras vidas, a través de sus personajes.
Primavera- El Monje maduro educa a un niño pequeño que en sus juegos maltrata a los animales. El niño ignora la naturaleza del dolor y aún es inocente, puede ser cruel; el maestro le quiere mostrar las consecuencias de sus actos. No se plantea como un maestro todopoderoso, sino como un guía; el alumno aprende las lecciones a través de sus propios errores.
Verano- Al crecer el niño, se despierta su sexualidad y cuando llega una joven enferma al templo, su deseo es tan fuerte que al ella partir él abandona a su maestro y sus enseñanzas, buscando en el mundo exterior una felicidad que es solo una ilusión.  Antes de irse, su maestro le advierte:”la lujuria causa deseo por poseer, y el deseo por poseer causa deseos asesinos”…
Otoño- Años después ya adulto regresa al templo, huyendo de la policía por el asesinato de la joven. Está lleno de ira, de odio, de venganza, de dolor…Su maestro lo recibe sabiendo de antemano que debe pagar por su crimen y pagaráִ; pero no lo dejará irse repleto de estos sentimientos terribles.
Invierno, viene con la muerte del maestro. Y primavera-Pasan los años, regresa el alumno después de haber pagado por sus culpas y encuentra el templo vacío. Inicia un nuevo ciclo siguiendo los pasos del anciano, buscando dentro de si su verdadero yo. Para esto, se involucra en la meditación, las artes marciales y la concentración, en medio de una soledad inmensa pero necesaria.
Finalmente llega una madre y abandona a su niño entregándolo al nuevo maestro, porque existe el drama que ella no puede hacerse cargo de él, comienza entonces para el monje su verdadera misión.
La película utiliza muchos símbolos Budistas. El templo representa la serenidad, la paz, la búsqueda de la verdad; las puertas dentro o fuera del templo no tienen paredes, lo que quiere decir que usarlas es un camino elegido, no forzado. Los diferentes animales que aparecen en cada etapa de la vida  del monje: perro, serpiente, gato, gallo, enriquecen el cuento con su significado en la tradición budista.
Se podría reprochar las lecciones impartidas por el monje, el castigo drástico que impone el monje para evitar la atracción por el mal, pero al final se insertan en el relato para reforzar la metáfora del tiempo que pasa, de las diferentes fases de la vida y de los sentimientos que el hombre va desarrollando a lo largo de su existencia. También lo hace la estética de la película, en particular con el esplendor de la naturaleza que se renueva en cada estación.

El dialogo es casi inexistente; los personajes solo hablan para decirnos mensajes esenciales.
Esta película consagró a su director, Kim Ki-Duk lo hizo pasar de ser un realizador conocido en festivales y en salas especializadas a ser visto por un vasto público a nivel internacional. Hoy día se ha convertido con su apasionante filmografía en una de las voces más independientes y personales del cine mundial.
Ficha Técnica:

  • Dirección: Kim Ki-Duk.
  • Guión: Kim Ki-Duk.
  • Reparto: Kim Ki-Duk, Oh Yeong-su, Kim Jong-ho.
  • Género: Drama.
  • País: Korea del Sur.
  • Duración: 103 min.
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Escrito por Ingrid Grullón para la Revista CINEASTA.