POR: LUIS G. JANSEN
Siempre se hace difícil encontrar palabras que describan a un artista que no tiene límites.
Lo mejor quizás sea recordarlo sencillamente como Carlitos: Un amigo, un actor, un hermano, un cantante, un hijo, un guitarrista, un esposo, un guionista, un compañero, un escritor, un fotógrafo, un compositor, un poeta, un modelo, un productor, un dibujante.
Tallando arte en medio de nuestra ruidosa mediocridad. Inspirando. Despertando devota admiración. Viviendo con altura y gracia En medio del dolor delante y detrás del lente. Sorprendiendo con su espectro interpretativo, con su humildad y con su sobrado talento. Dibujando esperanzas con su sonrisa, en su boda en su cama.
Como referente del futuro cinematográfico local. Dejando el trago en la mesa para tomar su guitarra. Sin pretensiones. Robándonos el aliento con sus composiciones. Hablando de sus proyectos. Compartiendo sus sueños.
¡Qué rápido! Su guión se rodaría, se filmaría en Constanza, y luego que está pospuesto, que se tiene que ir a Estados Unidos, ya conseguimos una médula, y ahora el adiós amargado. ¡Qué terrible!
Así que por ahí debes andar ahora mismo haciendo arte, del bueno, del que me gusta. En 30 años estaremos aun discutiendo que tan lejos hubieses llegado, todos los que conocimos tus trabajos. Comentando tus canciones, tus fotos, tus actuaciones, tus versos. Y te reconoceremos escondido entre líneas de la historia del cine de esta media isla.
En sus palabras:
Yo aspiro a que creemos historias con otros niveles de profundidad, para que dentro de unos años la gente mire que se están haciendo historias con un mínimo de calidad y que sean interesantes. Como país tenemos muchas cosas que contar.
Esperemos que así sea viejo, esperemos…