De tal palo tal astilla, viene bien aquí. Brandon Cronenberg no solo se convirtió en director de cine como su padre, el muy conocido David Cronenberg, sino que también se ha inclinado por recrear los universos visualmente desafiantes y con aires de surrealismo al que su progenitor nos tiene acostumbrados. Infinity Pool es el tercer largometraje de Brandon y con el confirma su estilo de dirección y sus preferencias a la hora de plantear su narración. Es imposible no referenciar el cine que conocemos de su padre y el montón de secuencias que le ha legado al cine. Cada escena parece estar arropada por una gran sombra que eclipsa la mano de Brandon y sólo nos deja ver a Cronenberg.
En la isla ficticia de La Tolqa, James (Alexander Skarsgård) se encuentra pasando unas vacaciones junto a su esposa Em (Cleopatra Coleman). Un inesperado encuentro con Gabi (Mia Goth) y Alban (Jalil Lespert) saca a James y a Em de su zona de confort y nos revela el real motivo de sus vacaciones. El guión de el propio Brandon Cronenberg se esfuerza en engancharnos en esos primeros minutos y para ello se vale de la intriga y el suspenso. El paradisíaco hotel parece esconder oscuros secretos y la isla que lo alberga inspira desconfianza absoluta. Una vez que el director ha revelado el punto de giro de su historia y nos prepara para el segundo acto todo se vuelve cada vez más bizarro.
El Universo de Infinity Pool
La cinematografía de Karim Hussain se vuelve el elemento más efectivo de Infinity Pool. Mientras más nos adentramos en el universo de esa La Tolqa que urdió en la mente de Brandon Cronenberg, más nos despegamos de la realidad y nos sumergimos en el surreal mundo al que el director nos somete. Sus grotescas y violentas imágenes nos zarandean y hasta nos revuelven las entrañas. Alexander Skarsgård y Mia Goth se adueñan de la pantalla y sus interpretaciones nos pegan con contundencia. Los personajes se realzan gracias a la cámara de Hussain, el uso de los colores y el preciso diseño de producción.
Dentro del discurso de Infinity Pool podemos encontrar reflexiones sobre planteamientos morales y éticos, confrontaciones de carácter existencial. De forma más explícita se construye una crítica que señala a la clase adinerada y los niveles de depravación a los que pueden llegar sus miembros en busca de saciar el infinito placer de la carne.
El hecho de que la distribuidora NEON tuviera que editar la película para evitar una clasificación NC-17 y potencialmente perder espacio en salas de cine, nos indica que Cronenberg apuesta todo a su mundo visual. Aquí es más importante como se cuenta la historia que los que nos cuenta la historia.