Puntuación: 4 de 5.

Los géneros y subgéneros cinematográficos nacen de la necesidad primitiva que nos empuja a encasillar y clasificar. En el caso de Barbarian del dircetor Zach Cregger la vamos a poner en el anaquel de las películas de terror. Este ejercicio tiránico puede que aleje a ciertas audiencias que no gusten de transitar por estas avenidas. Así sucede en muchos otros casos cuando tenemos, por obligación o necesidad, que suscribir una película a algún género. Pero esto del género es sólo un vehículo que los cineastas utilizan para desarrollar sus ideas y transmitir sus discursos.

En Barbarian Cregger agarra el manual y va marcando cada una de las casillas para lograr crear la atmósfera de un filme de terror. Desde esa primera secuencia en una noche lluviosa, la chica sola y la casa macabra que la espera, todo esto al compás de truenos y una música que nos perturba. Ahí se definen las líneas y durante todo el desarrollo de la historia el director se mantiene firme para construir una historia que prospera en su objetivo. En todo momento podemos sentir una amenaza omnipresente sobre ese personaje de Tess (Georgina Campbell). Es su odisea que vivimos, primero en el plano físico y luego a nivel emocional.

El universo de Barbarian

La cámara de Zach Kuperstein (The Climb, The Vigil) y la edición de Joe Murphy (Swallow, Zeroville) le dan carácter a esos espacios angostos y poco iluminados. Es desde el lente que nos entramos en el mundo de Barbarian, pero lo que nos hace permanecer es el guión del mismo director Zach Cregger. Nuestra Tess no sólo está en peligro para saciar nuestros más retorcidos deseos. Debajo de lo que se narra con las imágenes hay un subtexto que trasciende la banalidad y eleva el filme.

Con sutiles pinceladas el director abre el espacio para criticar a la propia industria de Hollywood y sus escándalos de acosos y abusos sexuales. También se acerca al machismo corrosivo y su efecto en las relaciones de pareja. En el trasfondo un Detroit decadente que luce como un pueblo fantasma víctima de la crisis económica.

Sin dejar de ser efectiva como una película de terror, Barbarian logra desarrollar una historia que soporta un análisis más allá de la puesta en escena y el buen uso de los recursos técnicos. Sus metáforas nos hacen recordar el uso de este elemento en otras películas del género que nos arrastran por espeluznantes odiseas y en su centro se puede descubrir un tema más complejo como Alta Tensión (2003) Dir. Alexandre Aja, El Descenso (2005) Dir. Neil Marshall, y Hereditario (2018) Dir. Ari Aster, por mencionar algunas.

Zach Cregger concibió su obra luego de leer el libro “El regalo del miedo” de Gavin de Becker. En esta obra Becker presenta una guía que en cierto modo ayuda a las mujeres a confiar en sus instintos para detectar señales de violencia. Desde este punto Cregger crea un guión original centrado en un personaje femenino que es agredido por distintas formas de violencia.