Por Hugo Pagán Soto
Pocos son los personajes que pueden permanecer con tanta vigencia como lo ha hecho el super espía inglés James Bond, ya han pasado unos buenos años desde que Sean Connery enfrentara al temible Dr. No, para dejarnos con el que luego se convertiría en uno de los personajes más emblemáticos de la historia del celuloide. Varios son los actores que se han encargado de mover la antorcha del 007 de generación en generación y muchos otros los que hubieran deseado poder enfundarse en el impecable tuxedo.
Sin titubeos podemos decir que el cine de acción y más específicamente las películas de espionaje, nunca hubieran sido lo mismo sin el, «Mi nombre es Bond, James Bond», ese hombre de temple frío y capaz de seducir hasta la propia Cleopatra, que portando su diminuta pero potente Walther PPK ha salvado a media humanidad en más de una ocasión, ese Bond que hasta los gatos conocen permanece como una referencia obligada en materia de cine.
Y cómo permanecer por 50 años con un personaje y no perderse en el camino, cómo encontrar una vía de escape para no cansar con la misma historia una y otra vez, cómo renovar la cara de un personaje que ya parecía trillado. La respuesta parece ser muy sencilla: volvamos al origen, más fácil decirlo que hacerlo, pero en el 2006 se dio el primer paso en esta dirección de manera firme. Casino Royale representó un verdadero punto de giro para la franquicia de Bond y Daniel Craig logró situarse de manera inmediata como el Bond ideal. el guión de Neal Purvis y Robert Wade, quienes conocen el personaje de Fleming muy bien, y que además contó con la colaboración de Paul Haggis, resultó la piedra angular para mostrarnos el nacimiento de un personaje que solo conocíamos en su etapa madura.
Daniel Craig nos mostró un Bond que aun no era James Bond, fuimos testigos del nacimiento de la leyenda, pero en el 2008 este re-nacimiento se tambaleó cuando nos llegó «Quantum of Solace» la cual como película no le llegó ni a los tobillos a su predecesora, pero que después de haber visto la más reciente «Skyfall» entendemos algunas de sus razones. La formula de mantener al mismo equipo creativo pagó excelentes dividendos en esta ocasión, Neal Purvis, Robert Wade y John Logan (Hugo, The Aviator) fueron los responsables de darle continuidad a la historia que nos quiere mostrar esos inicios oscuros que forjaron al personaje que conocemos hoy día.
«Skyfall» es Bond volviendo a Bond y si decimos volviendo lo decimos en todo el sentido de la palabra, cronológicamente en la línea del personaje vamos a su pasado tanto biológico como cinematográfico. La presente vuelve a dejar al desnudo esa parte del personaje que de manera efectiva vimos en la ya mencionada «Casino Royale», pero claro ahora tenemos a un Bond casi consagrado y con más experiencia, pero que aun le queda camino por recorrer. El director Sam Mendes nos lleva en un viaje al pasado inexplorado de Bond y nos muestra que como todo un veterano le pudo tomar bien el pulso al personaje, con elementos muy puntuales y detalles precisos Mendes inserta guiños a las anteriores películas de Bond, los que a la vez se convierten en un homenaje hacia el propio personaje.
Como ya es costumbre el filme inicia con un preludio cargado de pura acción y adrenalina, la secuencia inicial resulta fabulosa, vemos al 007 perseguir a un malhechor en medio de la muy congestionada ciudad de Turquía y después de unas cuantas tomas que nos roban el aliento pasamos a los imprescindibles títulos, que constituyen ya una marca de fábrica de la franquicia, en esta ocasión la melodiosa y fascinante voz de la cantante británica Adele entona las letras del tema «Skyfall» que se mezcla de manera fabulosa con el juego de imágenes que preparan el ambiente para el inicio definitivo de la película, al escuchar el tema no podemos evitar recordar temas tan memorables como el de «Goldfinger».
Si tomamos un listado y vamos verificando los elementos que son imprescindibles para lograr una buena película de Bond «Skyfall» no fallaría en ninguno, tenemos a Daniel Craig que con este papel podría perfilarse como el mejor Bond de todos, tenemos también a Javier Bardem que con su rol de Raoul Silva se la luce como el villano, plasmando un personaje despiadado, cruel, psicópata, que no se detiene ante nada para lograr su objetivo. Y que decir de las muy deseadas chicas Bond, si no les basta con Bérénice Marlohe le sumamos a Naomie Harris, entre ambas suman más curvas que todas las autopistas del continente Europeo. Pero si seguimos explorando la lista podemos seguir confirmando: locaciones exóticas, secuencias de acción, intriga internacional, autos lujosos y por su puesto martinis.
Si a todo lo anterior le sumamos una magnífica fotografía de Roger Deakins y una estupenda edición de Stuart Baird, obtenemos como resultado una de las mejores películas sobre James Bond que hemos visto en toda la historia del personaje, una obra digna para representar y conmemorar los 50 años del 007 en el cine. «Skyfall» marca con contundencia un nuevo punto en la línea de tiempo de James Bond y a su vez establece una base solida sobre la cual puede seguir desarrollándose el personaje.
Cuando por fin comprendemos el significado de «Skyfall», que si lo traducimos de manera literal nos quedaríamos con algo como «La caída del cielo», podemos ver todo el sentido que abarca el título y el paralelismo que representa entre la historia de la película y la historia del personaje de James Bond.
«Skyfall» es una joya dentro del universo de Bond, un filme que es justamente lo que debería ser y permaneciendo fiel a su esencia logra fascinarnos.
Calificación: 9/10
Ficha Técnica:
- Dirección: Sam Mendes.
- Guión: Neal Purvis, Robert Wade, John Logan.
- Reparto: Daniel Craig, Javier Bardem, Judi Dench.
- Género: Thriller, Acción.
- Duración: 143 min.
- País: UK/USA.