Puntuación: 4 de 5.

Antes de llegar a Sangre en la Luna (1948) ya Robert Wise se había establecido como un director de prestigio en la industria Hollywoodense. Lo que pocos saben es que fue Orson Welles quien le dio la oportunidad que le cambiaría la vida. Wise empezó trabajando en el departamento de contabilidad de RKO pero pronto terminó trabajando como asistente de director. Cuando Welles se embarcó en la producción de su legendaria Ciudadano Kane (1941) buscó a Wise para que editara la película. Luego del impresionante trabajo en la edición de la obra magistral de Welles la carrera de Wise despegó de forma definitiva.


La novela Gunman’s Chance de Luke Short siempre estuvo en la mira de Robert Wise para convertirla en una película y fue bajo la pluma de Lillie Hayward y Harold Shumate que el guión cobró vida para convertirse en Sangre en la Luna. Wise había presentado el proyecto a RKO pero más bien como productor y pensando en Jacques Tourneur como director. Tourneur pasó del proyecto y fue así como Wise terminó en la silla del director. La historia del errante pistolero que termina en medio de una lucha de poder en un lejano pueblo del oeste no era nada nuevo para el género western.

Lo que hizo que el filme protagonizado por Robert Mitchum se separara del resto fue el giro hacía los terrenos del film-noir. El guión sigue a una serie de personajes cargados de ambivalencias. El Jim Garry de Robert Mitchum encabeza la tropa. Sin saber lo que le espera acude al llamado de su amigo Tate Riling (Robert Preston) que se encuentra en una lucha territorial con el hacendado John Lufton (Tom Tully) pero las cosas se complican cuando entran en escena las hijas de Lufton, Amy (Barbara Bel Geddes) y Carol (Phyllis Thaxter).

Western al estilo film noir

En la introducción la historia toma el rumbo del western tradicional marcando todas las casillas con respecto a la descripción de los personajes y estableciendo el marco bajo el cual se desarrolla la trama. Cuando llegamos al segundo acto la narración se torna más compleja y se adentra en el perfil psicológico de los personajes, las peleas y los desafíos se maximizan por los dilemas morales que se plantean.


La excelente dirección de Wise se conjuga con el trabajo de cinematografía de Nicholas Musuraca (Out of the Past, Cat People). Darle ese toque de cine negro en el aspecto visual a Sangre en la Luna es uno de los puntos más altos del filme. Para Musuraca era navegar en sus aguas ya que era algo que ya había hecho en el pasado. Aquí se vale del claroscuro para ambientar a la perfección las secuencias en interior y resaltar las expresiones de los personajes. De igual forma Wise y Musuraca experimentaron con películas infrarrojas para las secuencias nocturnas.


Sangre en la Luna fue uno de esos primeros westerns que se aventuraron por las aguas del film-noir y lo hizo con éxito. Una historia sólida con buenos puntos de giro y unos personajes que representan muy bien tanto los códigos del western clásico como los arquetipos de esas figuras del cine negro.