Puntuación: 4 de 5.

Antes de que Ryan Gosling se convirtiera en el doble de riesgo Colt Seavers en Profesión Peligro (2024), el cine ya había hecho su buena parte para resaltar la labor de estos profesionales que arriesgan todo para que los directores tengan la toma perfecta. El mismo Gosling interpretó a un doble de riesgo en la aclamada Drive (2011) de Nicolas Winding Refn. Tarantino nos regaló Death Proof (2007) donde no solo engendró al Stuntman Mike de Kurt Russell sino que también convirtió a la veterana doble de riesgo Zoë Bell en la protagonista del filme. El viejo Quentin repetiría la dosis con su Cliff Booth para llevar a Brad Pitt a recoger un Oscar por su Érase Una Vez…En Hollywood (2019). Y así podemos remontarnos hasta 1932 con El Escuadrón Perdido donde unos expilotos de la Primera Guerra Mundial se enlistan como pilotos de riesgo en Hollywood.

La tecnología sin dudas ha elevado el juego en el campo de las secuencias de acción, pero el trabajo mecánico y la destreza humana es la que hace que esas escenas luzcan lo más real posible. En 1928 Buster Keaton realizó tal vez su más arriesgada hazaña. Keaton es un ícono del cine y sus actos siempre desafiaban los límites del cuerpo humano. En el filme Steamboat Bill, Jr. Se presenta una secuencia en la que un ciclón destruye una casa, Keaton termina desprotegido frente a la casa mientras toda la fachada de la vivienda se desploma. Nuestro héroe sale ileso gracias a que por “fortuna” estaba para justo en el lugar que permite que el hueco de una ventana pase sobre él. Si bien esta maniobra fue calculada son muchos los factores incontrolables que pudieron haber hecho de esta tal vez su última gran hazaña.

Su nombre es Peligro

Pero volviendo a Profesión Peligro del director David Leitch (Atomic Blonde, Bullet Train) nos encontramos frente a una verdadera carta de amor a una profesión que el conoce muy bien. Leitch inició su carrera en la televisión como doble de riesgo y luego en el cine donde trabajó tanto como doble de riesgo como coordinador de dobles en múltiples producciones. Su debut como director con Atomic Blonde (2017) fue contundente con una película muy subestimada. Ahora se va directo a lo esencial y nos pone a Ryan Gosling y a Emily Blunt en un set de cine donde el primero es un doble de riesgo y la segunda una directora que trata de realizar su opera prima.

El guión de Glen A. Larson y Drew Pearce se enfoca por completo en la acción. La premisa del filme gira en torno a Colt y Jody (Gosling y Blunt) su relación amorosa truncada y Colt tratando de ganar de vuelta el amor de Jody. Todo esto se desarrolla con el trasfondo de una aventura de acción en la que Colt es incriminado en un asesinato y unos tipos muy malos trataran de acabar con él. La historia no presenta desafíos argumentales ni vueltas intricadas, pero tampoco este es su propósito, su objetivo es simple y se cumple de manera efectiva. Gosling y Blunt prueban su fuerza y carisma en pantalla y la película funciona gracias a ellos y la fluidez de la narración.

Profesión Peligro es una de esas películas de la que el nuevo Hollywood carece, de esas que se pensaban para llenar las salas de los cines en verano pero que no se convertían en un insulto para la audiencia. Es una lástima que la era de los superhéroes y el streaming haya devorado todo y el público se muestre cada vez más escéptico a moverse hasta una sala de cine como en los viejos tiempos a menos que no sea por un Marvel o un DC.