Puntuación: 2 de 5.

No se llamen a engaño, esto de final no tiene nada. Les puedo asegurar que Misión Imposible Sentencia Final (2025) no es el fin de esta exitosa franquicia. Tal vez es el cierre de una línea de tiempo dentro del universo de Misión Imposible, pero los estudios se las van a seguir arreglando para traer de regreso a Ethan Hunt y su equipo. Casi 30 años desde que el primer filme de la franquicia aterrizó en las salas de cine de la mano de Brian De Palma y ahora con la octava producción se abre el camino para un relevo generacional.

Misión Imposible Sentencia Final retoma las cosas justo donde su predecesora las dejó. Ethan Hunt (Tom Cruise) trabaja de manera clandestina con su equipo para impedir que Gabriel (Esai Morales) controle a “La Entidad”. Este poderoso programa de Inteligencia Artificial que ha tomado control casi por completo de todos los sistemas de defensa de las naciones más poderosas del mundo y mantiene a la humanidad al borde del colapso absoluto.  Contrario a lo que las películas de la saga nos han entregado por años, esta y la anterior enfrentan al agente Hunt contra un villano casi abstracto. Gabriel es un peón caricaturesco controlado por una fuerza omnipresente. El conflicto protagonista-antagonista se diluye y el héroe pierde fuerza por no tener un villano concreto.

El empuje que habían generado: Protocolo Fantasma (2011), Nación Secreta (2015) y Repercusión (2018), se desvaneció con la llegada de las dos últimas películas de la franquicia. Christopher McQuarrie ha colaborado en el guion de las últimas cuatro entregas y también ha estado en la silla del director. Su mano y estilo han influido en alguna de las mejores películas de la saga y esa habilidad para hacer de la acción y las secuencias frenéticas el punto focal de la historia siempre le han rendido dividendos. Si hay algo que reprochar es que en las dos últimas películas se ha obviado por completo una subtrama que soporte el correr furioso de esos personajes.

Básicamente dos grandes secuencias de acción soportan todo el andamiaje de Misión Imposible Sentencia Final. El guion se apura sin medir consecuencias para llevar a Ethan primero a un submarino hundido en las profundidades del océano Ártico y luego a surcar los cielos de Sudáfrica abordo de un biplano.

La secuencia submarina es la que paga el precio de la taquilla, sin dudas la mejor lograda del filme. La tensión se maneja de manera espectacular y la puesta en escena es realmente impresionante. El eslabón débil de esta secuencia es la decisión creativa para finalizarla con una exageración del recurso del rescate de último minuto. La segunda secuencia, la de los aviones, es la batalla final y aquí lo más sobresaliente es el gesto técnico y la destreza de Tom Cruise para lograr este tipo de acrobacias poniendo su cuerpo al límite para lograr una secuencia de acción con efectos prácticos y evitar el uso de imágenes generadas por computadora.

Una carta de amor de Cruise para una franquicia que es una parte esencial de su legado en el cine. Misión Imposible: Sentencia Final celebra su pasado con un montaje que nos hace recordar momentos emblemáticos de las pasadas entregas, exalta figuras que fueron determinantes en el pasado y despide a otras para establecer el relevo que garantice la continuidad.