En septiembre de 2022 la joven kurda iraní Mahsa Amini murió luego de estar bajo custodia de la policía de la moral en Teherán. Amini se encontraba de visita con su familia en la ciudad de Teherán y fue arrestada porque presuntamente no llevaba correctamente el hiyab. La Semilla de la Higuera Sagrada (2024) de Mohammad Rasoulof teje una historia de ficción que se ancla sobre la muerte de la joven Mahsa Amini y las protestas que se desataron en todo Irán que generaron más violencia y muertes.
El simple hecho de rodar una película con un mensaje social y político que enfrenta de manera frontal el régimen iraní es en sí mismo una proeza de proporciones épicas. Su producción se hizo de manera clandestina y no fue hasta que la película fue anunciada en la selección oficial de Cannes que el gobierno de Irán se enteró de su existencia. El director Rasoulof fue condenado a ocho años de prisión, pero logró huir del país y estuvo en Cannes para recibir el Premio Especial del Jurado.
El guion de Rasoulof nos pone en el centro de una familia común en el Teherán agitado por las protestas sociales. Iman (Missagh Zareh) es el padre, un abogado que acaba de ser promovido a juez investigador en el Tribunal Revolucionario de Teherán. Su esposa Najmeh (Soheila Golestani) ve este ascenso como una gran oportunidad para familia. Sus hijas Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki) están divididas entre la lealtad familiar y sus propias creencias. Rasoulof parte de lo íntimo, del conflicto familiar que parece corriente e intrascendente, para llevarnos a un drama con implicaciones gigantescas. Esa familia es un micro ecosistema que representa en escala a todo el ecosistema de un país.
La Higuera Sagrada
La Semilla de la Higuera Sagrada inicia con la descripción del ciclo de vida de la Ficus Religiosa. Las semillas de esta higuera son depositadas en otros arboles por las heces de las aves, de ahí sus raíces crecen y sus ramas estrangulan al árbol huésped hasta que la Ficus Religiosa se establece firme por sí misma. Una analogía perfecta para el discurso político de Rasoulof y una perfecta descripción del personaje de Iman. Las imágenes de La Semilla de la Higuera Sagrada tienen la misma potencia que alegato sociopolítico, en ocasiones se acercan a lo onírico y en otras son tan reales que perturban.
Las imágenes del lente de Pooyan Aghababaei se mezclan en la edición con videos reales de redes sociales que capturan momentos variados de las protestas que enmarcan la historia de la película. Esta yuxtaposición le da por momentos al filme un aire de documental y acentúa la crítica que plantea el director con su discurso. Con un ritmo pausado el filme va creciendo hasta sofocarnos en ese potente acto final.
La Semilla de la Higuera Sagrada es una de esas películas que se quedan en nuestra mente por mucho tiempo. Secuencias como la de la “purificación del marido” cargada de simbolismo o la persecución final en la ciudad abandonada que cierra con ese imponente plano final, son una muestra de la maestría de Rasoulof. El poder de esta película está en que logra prosperar como obra cinematográfica y como una denuncia sociopolítica sin convertirse en un melodrama o un panfleto barato.
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