En marzo de 1970 nueve miembros del grupo radical Liga Comunista Japonesa-Fracción del Ejército Rojo secuestraron un avión en el aeropuerto de Internacional de Tokio. Good News (2025) de Byun Sung-hyun se inspira en este hecho para construir un retrato de los eventos desde la sátira política y con mucho humor negro. El director surcoreano logra una película visualmente impactante, de ritmo ágil y que logra un excelente balance entre la comedia y el suspenso.
En Good News no hay ni buenos ni malos. Hay oportunistas, ineptos e ingenuos. En el oportunismo y la ineptitud se dibuja el antagonista y desde la ingenuidad nace el héroe. En las sombras tenemos al antihéroe que como el Sanjuro de Yojimbo (1961) se alinea con un bando y con el otro para lograr un bien superior que está por encima de intereses particulares. El guion se centra en los secuestradores y sus demandas contraponiendo sus acciones con las de los responsables de resolver la situación. Desde ese enfrentamiento el director lanza su discurso con una dura crítica política.
El Incidente Yodogo
El secuestro del vuelo 351 de Japan Air Lines, conocido posteriormente como el Incidente Yodogo, evidenció la escasa preparación de los gobiernos de Japón y Corea del Sur para enfrentar situaciones de terrorismo. Good News encuentra su punto más fuerte en la ingeniosa, aunque arriesgada, maniobra del gobierno surcoreano: intentar engañar a los secuestradores, quienes exigían volar hasta Pionyang, Corea del Norte. La estrategia consistió en hacer pasar el aeropuerto de Gimpo, en Seúl, como si fuera el de la capital norcoreana. La precisa edición, los saltos en la línea de tiempo, el juego con el humor y el suspenso sirven para que el director convierta esta parte del conflicto en el ancla de toda la narrativa.
Good News brilla no solo por su impecable ejecución y dominio del lenguaje cinematográfico, sino también por las interpretaciones de un elenco que funciona como un engranaje perfectamente sincronizado. Sul Kyung-gu lidera con su interpretación de Nobody, un personaje que nos recuerda que, a veces, incluso la verdad puede mentir. En el ajedrez maquiavélico que él despliega, el director evoca inevitablemente a clásicos como Dr. Strangelove (1964), donde el absurdo de líderes irracionales se traduce en figuras que corren de un lado a otro como gallinas sin cabeza.
Podemos ver Good News como una sátira mordaz sobre el poder, la manipulación y la fragilidad de los sistemas políticos. El filme trasciende la recreación de un hecho histórico y la mirada sarcástica de Byun Sung-hyun logra hacernos reír e incomodarnos al mismo tiempo. Su final con un tono casi poético es la fresa sobre el pastel.
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