En 2011 el mundo vio por primera vez a Chris Evans interpretando al emblemático Capitán América. Ese Steve Rogers se convirtió en uno de los pilares de la franquicia de los vengadores y ayudó a Marvel a dominar la taquilla de manera absoluta por más de 10 años. Cuando el camino de Evans llegó a su final los estudios se inclinaron por pasar la sucesión del personaje al compañero de aventuras del Capitán. Llegaría el turno a Sam Wilson A.K.A. Falcon para ponerse el traje de Capitán América y sostener el icónico escudo.
El camino para esta nueva Capitán América: Brave New World (2025) se venía labrando desde Avengers: Endgame (2019) y se consumó al llegar la serie de Disney+ The Falcon and The Winter Soldier (2021). Ya la mesa estaba lista y Anthony Mackie dejaría atrás sus días como Falcon para salir ahora con el escudo en el hombro y sin el suero del súper soldado (lo que ayudó a Steve Rogers a convertirse en Capitán América) a defender al planeta.
Falcon nunca fue el cuarto bate del equipo, su rol siempre era más bien el de un sexto o séptimo bate. Pero con el cuarto bate fuera del equipo de repente le toca subir a llenar ese puesto. La asignación le llega con Marvel atravesando una sequía luego de esos años de dominio absoluto y en un momento en que la franquicia muestra un gran desgaste. Para su mala fortuna esta nueva entrega sigue por el mismo derrotero que las recientes entregas de Marvel.
Capitán América: Brave New World es una película sin alma, ese guion en el que comparten crédito tres escritores resulta torpe y por momentos ridículo. Persiguiendo el tono de películas de espías que acompañó a otras películas de la saga de Capitán América esta Brave New World intenta envolvernos en esos conflictos geopolíticos y la intriga internacional, pero resulta solo una sucesión de escenas que preparan el terreno para un despliegue de efectos especiales y secuencias de peleas perfectamente coreografiadas.
Ni la veteranía de Harrison Ford y Giancarlo Esposito pueden hacer que conectemos con los personajes de Capitán América: Brave New World. Anthony Mackie tiene carisma, pero es imposible no hacer la referencia con su sucesor solo para darnos cuenta de que la distancia es mucha. Antagonistas descartables y un desmesurado afán de recurrir a la nostalgia hacen que ni la fuerza de ese Hulk rojo sea suficiente para levantar esta nueva entrega de Marvel.
