«¿Matar blancos y recibir paga por hacerlo? ¿Qué más se puede pedir?»
Nos podemos imaginar a Tarantino en sus años mozos, sentado en algún viejo sofá en aquella tienda de renta de vídeos quien sabe si en su tiempo libre o si holgazaneaba en horas de labor pero lo visualizamos tal cual, todo desvencijado, echado viendo una película tras otra sin importar título, procedencia o nivel de calidad, estamos seguros que se las zampaba todas. Dudas no nos quedan al ver lo que sale de su enmarañada mente, ese collage de imágenes que según el mismo ha robado de todas las películas que ha podido manosear y valla que la cuenta debe ser larga. Y entre una y otra se suman sus muy queridos westerns, desde los más clásicos e importantes del género hasta lo más bajo y despreciable del mismo.
En ese ir y venir de una película tras otra en algún momento se topó con aquella “Django” un spaghetti western protagonizado por Franco Nero. Este filme de Sergio Corbucci que era todo un veterano en el tema, logró meter a “Django” en la cultura popular del western. Para Nero el personaje de Django se convirtió en la sombra que lo persiguió toda la vida, en países como Alemania todas sus películas las acompañaban del título “Django” solo con fines publicitarios. Y aunque muy lejos de ser la clase de western que por ejemplo estableció Sergio Leone, Corbucci tuvo la fortuna de su lado para crear un filme de culto.
Ahora nos llega “Django Unchained” que viene a ser la octava película del controversial Sr. Tarantino, un filme que nos resulta una especie de exorcismo, un deleite personal, nos parece como si Tarantino limpiara su armario, como si rebuscara en el cajón de los recuerdos. Mientras algunas personas escriben diarios o hablan con psicólogos, Tarantino prefiere hacer películas en las cuales desata todos sus deseos, en ellas se desahoga, en ellas pone todo eso que da vueltas en su intrincada cabeza. En ese proceso nos ha dejado con obras esplendidas que a fuerza de calidad ya se han agenciado su lugar en la historia del cine y si alguien pidiera un ejemplo podríamos dejarle con “Pulp Fiction”, mientras piensan en esa vamos a continuar por el sendero que ahora nos corresponde.
El western no es ajeno en el cine de Quentin más bien es casi constante, los elementos y la influencia de este género cinematográfico están presentes en toda su obra. Las películas de Sergio Leone han sido un pilar de suma importancia para los filmes de Tarantino y dentro de su colección cerebral nos imaginamos mil y un duelos de aquellos del salvaje oeste. Parecía inevitable que llegara ese western y no spaghetti sino “Tarantino Western” y bien que llegó con ese “Django Unchained”, claro que no podíamos esperar nuestra típica vaquerada, es más ni siquiera podíamos prever algo al estilo Peckinpah y su tumultuosa violencia, claro que no. Tarantino nos prepara un western ambientado en los años previos a la guerra civil en Norteamérica y en este contexto nos pone a un esclavo negro en busca de venganza y en pos de rescatar a la mujer que ama.
Aun cuando en “Django Unchained” no tenemos el desborde de originalidad y creatividad de las cuales el director ha hecho tanta gala en sus otras producciones, podemos encontrar satisfacción y es que aun cuando el guion y su duración por momentos se convierten en lastre, Tarantino encuentra la forma de salir a flote. Y en gran medida su barco se encausa gracias a un magnífico Christoph Waltz que ya parece sentirse muy a gusto con el director, Waltz en su rol de Dr. King Schultz nos emociona, su personaje es tan atinado que podría hasta robarnos la cartera y aun así seguiríamos satisfechos. Su presencia en pantalla opaca a todo el elenco incluso al propio DiCaprio.
Son sus personajes los que salvan al director, en el caso de Django (la D es muda) la tarea le toca a Jamie Foxx que no es que nos impresiona pero nos gusta y le vemos cómodo en su rol. Otro que complementa muy bien es Samuel L. Jackson quien es un habitual sospechoso de Tarantino, haciendo las veces del mayordomo Stephen Jackson realmente se destaca. Pero una historia de vaqueros no puede estar completa sin un despiadado villano, es aquí donde entra Leonardo DiCaprio mejor conocido como Calvin Candie a pesar de su corta duración en pantalla DiCaprio deja bien claro que actualmente es uno de los mejores del negocio.
«Django Unchained» se levanta sobre el esqueleto del estereotipo del western convencional, el anti-héroe de pocas palabras pero diligente a la hora de actuar, la banda de villanos despiadados y el personaje que marca cierto balance moral. Aun cuando todos estos elementos están presentes la mezcla se hace con el singular toque del director, ahí podemos encontrar sus fabulosos diálogos llenos de complejidad y humor, sus personajes estrafalarios que bordean el ridículo y por su puesto su desmesurada carga de violencia. Quien podría imaginar una de estas «vaqueradas» sin los conocidos duelos o el duelo final entre el bueno y el malo, aunque Tarantino dilata sin necesidad el esperado final cuando llega arrasa literalmente con todo y los cadáveres aumentan más rápido que el precio de los combustibles.
Pues aun cuando a muchos les molesta Tarantino vuelve a ser Tarantino y aunque no se presenta en su mejor forma sigue teniendo encanto, nos gustan sus planos la belleza estética de cada uno, nos agrada su música y como se adapta al filme y nos gustan sus personajes. Más que todo nos gusta como impregna de un tono irónico su historia con este Dr. Schultz dentista/caza-recompensas y su compañero Django, dirigiéndose hacía «Candyland» para poner las cosas en orden.
Calificación: 7/10
Ficha Técnica:
- Dirección: Quentin Tarantino.
- Guión: Quentin Tarantino.
- Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio.
- Género: Western.
- Duración: 165 min.
- País: USA.
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HPS