Para los amantes del cine de acción The Furious (2025) es Disneylandia. El doble de riesgo y coordinador de coreografías de peleas Kenji Tanigaki, nos entrega su octava película como director. Un frenético relato que se convierte en una oda a las legendarias películas de artes marciales del cine asiático. Tanigaki recorre caminos conocidos dentro del género y encuentra su propia voz para ejecutar un filme impecable en su puesta en escena y con un elevado nivel técnico priorizando los detalles artísticos.
El punto de partida en el que The Furious ancla se argumento es bastante simple. Un padre trata de recuperar a su hija de las garras de una organización criminal. El pretexto pudo ser cualquier otro. La idea es plantar las bases para desarrollar el arco conocido: el hombre en una misión. El guion es un accesorio, la acción es el motor y todo está al servicio de esas elaboradas secuencias que deslumbran por su furioso ritmo y nivel de detalle. La historia pesa solo lo necesario para hacernos conectar con esos personajes en un plano básico sin pretender ser más que un simple filme de acción y esta es una de sus mayores fortalezas.
Acción que no da respiro
En The Furious nos encontramos con un bufé de estilos de artes marciales. Jeet Kune Do, Muay Thai, Shaolin Kung Fu, Judo, todos se mezclan en las viscerales secuencias de peleas cuerpo a cuerpo. El montaje se convierte en el verdadero protagonista en las coreografías. Cada secuencia parece superar a la anterior en complejidad y creatividad. No es solo lograr que protagonistas y antagonistas se enfrasquen en agobiantes luchas a puños y patadas, es la manera como el director ejecuta cada combate.
Wang Wei (Miao Xie) y Navin (Joe Taslim) interpretan a los héroes en esta historia mientras que Yayan Ruhian y Brian son la contraparte como los villanos casi inmortales. Siendo verdaderos artistas marciales estos actores aportan realismo en las agitadas secuencias de peleas. Tanto Joe Taslim como Yayan Ruhian ya habían compartido pantalla en otra película de acción cargada de artes marciales The Raid: Redemption (2011). Podemos decir que The Furious se alimenta de películas como The Raid pero se inclina más por la fantasía característica de las películas de Kung Fu de los 70. La película es un híbrido entre las épicas de acción modernas y los clásicos de artes marciales.
Una vez que Kenji Tanigaki pisa el acelerador no hay tregua. The Furious nos entrega una secuencia tras otra donde cada combate se convierte en poesía visual. Cuando creemos que ya el filme ha alcanzado su punto máximo el director nos sorprende con una impactante secuencia final que rinde homenaje a los clásicos del cine de artes marciales con un despliegue técnico impecable. Un final memorable para un filme que celebra la grandeza del cine de acción y lo eleva a una experiencia inolvidable.
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